Además de una dosificación adecuada de cemento, áridos, aditivos (si se utilizan) y agua, la fabricación de hormigón implica un control cuidadoso del fraguado, es decir, el proceso de endurecimiento de la mezcla cuando el cemento y el agua entran en contacto, desencadenando una reacción exotérmica que genera calor.
Este proceso comienza aproximadamente una hora y media después de la adición del agua a una temperatura de alrededor de veinte grados. Aunque el fraguado inicial no determina por completo la resistencia final del hormigón, desempeña un papel crucial en el momento de la colocación, ya que una vez que ha comenzado, si no se ha vertido, toda la mezcla debe descartarse.
Si bien hay numerosos factores que influyen en la velocidad de fraguado, la temperatura, tanto del entorno como de los componentes de la mezcla, juega un papel fundamental. Controlar la temperatura ambiental y las condiciones de humedad nos permitirá tomar decisiones adecuadas durante el proceso de fraguado del hormigón.
Las temperaturas altas y los ambientes secos aceleran considerablemente el fraguado, lo que puede resultar en pérdida de resistencia a largo plazo o dificultar el transporte del hormigón preparado, ya que se reducen los márgenes de tiempo tanto antes como después del transporte, para la mezcla y la colocación, respectivamente.
Cuando la temperatura es muy alta, el fraguado comienza rápidamente debido a una rápida desecación de la mezcla, lo que puede provocar pérdida de resistencia, fisuración y una alta retracción. Para evitar estos problemas, se puede agregar hielo en escamas al interior de la mezcla, almacenar los áridos en áreas sin exposición directa al sol o cubrir las superficies con materiales que permitan una buena ventilación. Además, se debe evitar hormigonar por encima de los 35 grados centígrados.
Por otro lado, temperaturas bajas pueden prolongar excesivamente el proceso de fraguado. De hecho, es recomendable suspender la colocación del hormigón a partir de los 5 grados centígrados hasta que la temperatura sea un poco más alta. Si no es posible posponer la colocación, será necesario calentar los áridos y el agua. Sin embargo, es importante controlar cuidadosamente el mezclador para evitar la formación de grumos debido al inicio de fraguado causado por la alta temperatura artificial. También se puede proteger la superficie hormigonada con plásticos o balas de paja, o generar un ambiente artificial mediante calefactores eléctricos, aunque ninguna de estas opciones es ideal.
Como podemos ver, la temperatura durante la colocación del hormigón es crucial, ya que afecta en gran medida a la velocidad del proceso. Además, nos lleva a tomar decisiones que pueden alterar el desarrollo normal de la obra o dar lugar a cambios presupuestarios más.
Referencia:
https://www.comprahormigon.com/blog/2018/03/fraguado-del-hormigon-temperatura-tiempo/